Monday, November 20, 2006

Aporte de un gran amigo: Camapié

Ofrenda (Para la exquisita nobleza de tu alma)

¡Perfume de recuerdos! El perfume de las rosas, de las violetas y de las más bellas flores, se pierde en el aire y pronto lo olvidan los sentidos. El perfume de recuerdos sigue flotando en el alma como una nebulosa, que pasa ante la fatigada imaginación, hecha palió de seda, cuando la llamarada de un dolor marchita la corola de una ilusión querida.

Perfume de recuerdos es perfume de vida; perfume que alienta, perfume que pone en cada labio una sonrisa fresca como un manojo de claveles recién abiertos; perfume de incienso que se quema en el templo de un corazón, cuando el dulce sacerdote de la dicha levanta la blanca eucaristía de un ensueño. Pasará el tiempo, muchas flores se deshojarán marchitas sobre tus sedosas manos y más de un pétalo ha de caer bajo tu planta, ansioso de regalarte suavidades. Muchas horas se perderán en el letal abismo de lo ido y en tu corazón sentirás rodar las ilusiones mustias y florecer otras nuevas bajo el alba piadosa de tu sonrisa; pero el perfume de recuerdos te hará colocar la flor de una remembranza sobre las horas idas, sobre las flores muertas y sobre las mustias ilusiones, cuando tus manos acaricien las hojas de este libro, como alas de paloma que juegan con pétalos de lirios.

Si un minuto de recuerdo es momento de felicidad, guarden para ti estas páginas perfume de recuerdos.

En la vida un dolor nos amengua el placer disfrutado y un placer amortigua el dolor de una herida.

Camapié

Aportes de un gran amigo: Camapié

Ausente

Se fue la tarde quedando
entre mis brazos dormida.
Se fue abriendo mi herida
hasta dejarme llorando.

Y así, de tarde en tarde
solloza mi alma abatida
sin que restañe la herida
que dejaste aquella tarde.

Y entre la tarde dormida
y con mi herida sangrante
sólo espero aquel instante
en que de nuevo te quedes
entre mis brazos dormida.

Camapié


Cenizas

Yo soy el leño
que la llama en su pasión consume.
El verde leño
que entre las llamas llora.
Que se agite el viento,
que la llama crezca,
que se avive el fuego,
que quiero pronto, del viejo leño,
ser la ceniza que el viento acoja.

Camapié


Confeso

Un verso
en tu regazo he dejado.
Como quien deja olvidado,
un pañuelo perfumado
para decirte con él,
con su aroma las palabras
que jamás he pronunciado:
“te quiero”.

Camapié

Gemela

No es tu cuerpo de mujer
el que me inspira.
Ni siquiera es
tu mágica sonrisa.
Es el destello,
el destello de tu ser
que me dice:
Que en ti vive un alma
como la mía.

Camapié

Sunday, November 05, 2006

Remedio para las heridas del corazón


29 Octubre ‘06

Cuando sentimos esas punzadas en el pecho, ese pesar sobre nuestros hombros, esa presión que no hace faltar la respiración; es muy probable que estemos en presencia de un corazón herido.

En ese momento, es preciso tomar las siguientes precauciones y cuidados para asegurar el rápido saneamiento de ese tan vital órgano y poder así continuar con la vida.

1. Asegúrate de entender que caíste, que el dolor que sientes es indicador de que por más fuerte que haya sido el golpe aún estás vivo, no has muerto.

2. Procede a limpiar la herida, deja el agua de tus ojos correr, deja que se derrame sobre todos esos rincones que han sido heridos pues el agua es sanadora.

3. Seca la herida con una toalla limpia, en este caso una persona que te pueda escuchar y apoyar, un buen amigo es la mejor opción.

4. Cose la herida para que deje de sangrar, evita seguir tocándola y ponle fin a la situación que generó esa herida. Deja de seguir intentando tapar la herida con una gasa, es necesario cerrarla para evitar el sangrado innecesario.

5. Deja la llaga respirar, no la cubras, la ocultes ni la ignores. Cuando la cubres tiendes a olvidar que está ahí por lo que la rozarás, golpearás y reabrirás a menudo.

6. Cuando esté empezando a cicatrizar, empieza a reutilizar esa parte del miembro herido poco a poco. Primero intenta actividades “seguras”, busca amigos que te hagan sonreír y disfrutar, para que puedas empezar a retomar y replantear tu vida.

7. Ahora procede a analizar el por qué caíste y te heriste – entiende que todos caemos múltiples veces y que la solución no está en dejar de caminar y avanzar sino en aprender a sanar las heridas más rápido para poder retomar el camino con más bríos.

8. Siempre, recuerda que el juego lo disfrutan más aquellos que participan y no tanto aquel que se queda sentado bajo el árbol pues teme salir herido.

Y si nada de esto funciona y no logras recuperar tu corazón herido, si crees que estás condenado al dolor y la tristeza, si sientes que la vida te ha traicionado y apuñalado por la espalda. Si estás seguro que nunca más en tu vida podrás volver a sentir igual… No te preocupes y llámame pues, eres sólo uno más de todos nosotros que hemos tenido que aprender a vivir con el corazón partido.

Rodolfo Carrillo M.

De lo que fue majestuoso…


29 Octubre ‘06

Una nota que resuena en los rincones vacíos de un corazón que yace como edificio abandonado; se cuela por los cristales rotos de las ventanas arrastrándose por cada esquina oscura de los grandes salones; entre esos espacios, que un día estuvieron decorados en oro, amueblados en terciopelo y pintados de dulzura pero que hoy yacen en el olvido. Bota y rebota entre los escombros haciendo cimbrar aquella estructura que solía ser sólida pero, hoy se falsea con su tono.

Hoy solo quedan destellos de aquello que un día fue un palacio de lujo; aquel que hoy lo mira no imaginaría su grandeza pasada, ni la gran nobleza que en esos majestuosos salones cenaban, bailaban y disfrutaban. Pero, ese lujo que tanta alegría traía, esa nobleza que con su existencia proveía de calor al edificio, esas risas que iluminaban cada rincón de la estructura hicieron olvidar que aquellos eran solo invitados a quienes había que atender para que se quedaran.

Hoy y siempre, aquellos que un día visitaron y fueron invitados de honor en ese palacio tendrán su habitación, su llave principal y su fotografía de recuerdo en el salón principal, para que sepan que su partida física no implica la pérdida de aquella silla en el comedor principal que un día ocuparon y que su presencia siempre será recordada y venerada en este palacio.

Y esa nota que hoy resuena entre las ruinas del recuerdo empieza a encender las antorchas de la esperanza de reconstruir las estructuras de grandeza que algún día allí reinaron. Trae consigo una pequeña luz que empieza a generar calor entre los escombros y deja ver la posibilidad del retorno de la grandeza que existió.

Rodolfo Carrillo M.