Wednesday, December 27, 2006

Olvidé sonreír

27 diciembre ‘06

Como puedo sonreír,
si no quiero dejarme sentir
por que los sueños que viví
no son sino pesadillas en mi.

Y si abro mis ojos,
el llanto y la oscuridad
me impedirán ver más allá
de aquello que genera temor.

Busco tus manos en mi silencio,
para que me abraces
y reconfortes del dolor
que mantiene mi alma en cautiverio
pues, mi cuerpo ya sin fuerzas
para moverse y luchar,
desplomado en soledad,
herido en la tempestad,
no quiere esforzarse más
por levantarse.

Y olvidó el idioma
para pedir ayuda
y olvidó las palabras
para hablar de Amor
y perdió la esperanza
de existir más allá
del plano de este dolor
que acaba con su razón,
le para la circulación
y le deja inerte en un rincón.

Rodolfo Carrillo M.

Mi colina

27 diciembre ‘06

Sentado en la cima de mi colina, admirando amaneceres de esperanza de nuevos caminos y contemplando atardeceres multicolores con los que el Sol pinta estelas de experiencias en mi cielo. La brisa alisia me refresca, llenando los pulmones de vida fresca. En el silencio encuentro paz y tranquilidad donde se desvanecen las presiones que la respiración ajena me provoca.

Con el paso de los días y los viajes de Sol y Luna a través del manto celeste que nos cubre, me voy encontrando más a gusto en mi refugio de la vida con vista a la existencia.

Desde esa colina diviso tu silueta en el valle de los sentimientos camino del rumbo al corazón. Tus cabellos flotan el los vientos de los sueños que traen tu olor a hogar hasta mi lecho. Tus caderas se balancean al ritmo de los latidos en mi pecho y avanzas a paso de mis sueños.

Me miras a la distancia y disparas una sonrisa directo a mi alma y siento que me desplomo de colina pero, me aferro con las uñas del temor al pasto de la seguridad en mi rincón de soledad. Y continuas tu avance en dirección de aquel pueblo del que todos hablan pero pocos conocen y menos habitan.

Y desde mi colina miro el sueño perderse en el horizonte de la mano de un extraño. Bajo entonces, las persianas de la realidad y corre la tristeza por mi rostro que se consume en el mar de razones irracionales que le impidieron dejar su colina de seguridad en eterna soledad.

Rodolfo Carrillo M.

Cuenta conmigo

18 diciembre ‘06

Si tu día está nublado,
tu noche es fría
y las estrellas no brillan.
Si el Sol no parece calentar
y el viento te lleva
en dirección contraria.
Si el mar parece ser
lo único a tu alrededor.
Si tu corazón late lento
y tu alma pesa en tu pecho.
Si tus ojos se nublan
y tus manos tiemblan
impidiendo que tomes las riendas
de tus sueños y tu vida…
Cuenta conmigo
para alumbrar tu camino,
para guiar tus pasos,
para drenar las penas
de tu alma y corazón,
para limpiar la lámpara
con que iluminas tu vida.
Siempre estaré a tu lado,
no importa donde mi cuerpo esté,
mi corazón lo llevas en tus manos
y alma existirá siempre para verte ser.

Rodolfo Carrillo M.

Tuesday, December 19, 2006

¡Quiero creer!

19 diciembre ‘06

Quiero pensar que tus ojos
miran el mundo con la esperanza
que llevo dentro.

Quiero imaginar que tu vida
está tan llena de alegría y sueños
como cuándo te conocí.

Quiero ver que sonríes,
que las tardes de verano
te llenan de felicidad.

Quiero que quieras que llegue mañana,
que tu corazón no pueda esperar
por un nuevo despertar.

Quiero que sientas que hasta la Luna
puede alumbrar tu camino
con el brillo del Sol.

Quiero poder hacer lo que necesario
para dar un soplo de vida a
las almas del mundo.

Quiero saber que sueñas y vives
con la pasión con que
solías hacerlo.

Quiero creer que aún vives
en ese mundo miel
que compartiste conmigo.

¡Quiero pensarlo,
quiero imaginarlo,
quiero verlo,
quiero quererlo,
quiero sentirlo,
quiero hacerlo,
quiero saberlo,
quiero creerlo!

Necesito saber,
que la esperanza aún vive en ti,
que los sueños son aquellos que ví,
que el Amor por la vida que te hizo latir
sigue siendo la llama de tu existir,
pues mi vida encontró razón
en esa, tu pasión
por ser, entregar y vivir.

Y si dejas hoy partir
tu esperanza, tus sueños,
y tus razones de vivir,
sentiré que mi corazón
habrá perdido el norte de su existir.

Rodolfo Carrillo M.

Wednesday, December 13, 2006

Lo que quise…

23 septiembre ‘06

Y te amo
y te extraño
sin saber lo que soy.
Y mi vida no es
y mi ser deja de ser
al no sentir como siento yo.

Y mi vida ha cambiado
y he crecido con ella.
Y no sé si en antaño
fui más de lo que soy.

Y mis sueños florecen
y mi vida no es
pero, mi mente desea ser
lo que es y no es.

Y no puedo soñar
pero, en las noches lo veo
y te tengo en mi vida
sin saber como actuar.

Pero, aunque sé lo que sé,
no sé que saber
y mi vida simple; no es
aún si mi circunstancia lo es.

Como si la vida se fuera
pero, sigue siendo lo que es,
tengo dudas de qué ser,
si tu cuerpo se fue.

Y mi amor se fue
al monte del no ser,
donde no sé si logre ver
que deseo ser,
lo que fuiste en mi ser…

Rodolfo Carrillo M.

Wednesday, December 06, 2006

Pídemelo…

04 diciembre ‘06


Escúchame, tengo algo importante que decirte…

“Quiero sentirte cerca, tus brazos a mi alrededor dándome calor y ofreciéndome refugio de todo aquello que me llena de temores y amenaza la paz y tranquilidad de mi corazón.

Quiero tu respiración en mi cuello, para que me dé aliento y susurre palabras de esperanza a mi oído. Que me lleve en un viaje fantástico por mundos imaginarios donde mi cuerpo pierda su peso y podamos solo dedicarnos a unificar nuestras almas compartiendo la existencia.

Quiero tu mirada profunda clavada sobre la mía, escarbando los más oscuros rincones de mi alma para que entiendas que tu amor habita en cada una de esas esquinas. Que veas más allá de este cuerpo, marchito por el dolor pero, que cobija un corazón dulce, sensible y esperanzado.

Quiero tus labios sobre los míos alimentando con su dulce miel de cariño mi sangre y llenando mis venas del deseo de vivir para disfrutar de los celajes de esos atardeceres veraniegos, del romanticismo de la lluvia, de la soledad de la luna, de la calidez del Sol y del canto de los árboles al son de un viento de diciembre.

Quiero tu corazón junto a mí pues, solo a su lado el mío encuentra el ritmo para latir y llevar el son del Amor a todos los extremos de mi existencia.”

¿Me escuchas? Eso es lo que quiero que me pidas, eso es lo que quiero que esperes de mí, ya que simplemente… no sé cómo, ni quiero, ser menos que eso.

Rodolfo Carrillo M.


Monday, December 04, 2006

También siento…

04 diciembre ‘06

Aunque no lo creas también siento, tengo un corazón en mi pecho que late y vive la vida conmigo, que hizo correr la sangre por mis venas con más velocidad cuando te vimos por primera vez, y que calentó mi cuerpo con su ritmo cuando te acercaste a nuestra vida.

Tengo un bibliotecario en mi pecho que archiva esos momentos especiales que compartimos, esos abruptos despertares sólo para ver si aún tu respiración me acompaña, esos atardeceres de diciembre en brazos cálidos y esas noches de luna llena amándonos hasta caer rendidos.

Es también un escribano de tus palabras, de tus gestos y tus roces, tomando nota detallada para que pueda recordarte en aquellos momentos que me faltas.

Un fotógrafo de tus movimientos que cuando cierro mis ojos, me sigue mostrando el balanceo de tus caderas, tus manos tersas acariciándome, tu dulce sonrisa conquistándome y tu mirada profunda cautivándome.

Pero, cuando te alejas de mi vida… Es ese amigo y compañero quién me ata a tu existencia, quién mantiene tu presencia en mis noches de tristeza, quién me implora ¡por que no te olvide ni te deje ir! Me dice que se tragará su orgullo, que se secará las lágrimas, que buscará la manera de sanar las heridas y que dejará de quejarse del dolor. Que hallará una manera de levantarse en las mañanas pero que no quiere dejar ese amor morir.

Es en ese instante, donde aquella residente, que hasta el momento había permanecido silenciosa y oculta, decide surgir de entre las sombras y apoderarse por la fuerza de la situación. Con mano de hierro asume el poder y comienza a dar órdenes de acato inmediato en pro de la liberación del ser de aquel terrible dolor que le consume. Y empieza a luchar firmemente por rescatar los escombros de mi maltrecho corazón de las tinieblas.

Es por ella, esa firme y tenaz gladiadora, que mi cuerpo logra levantarse y seguir adelante. Es quién nos permite hacer lo necesario para defendernos del dolor y el sufrimiento. Nos lleva a avanzar físicamente y a ocultar el destrozado cuerpo de mi corazón que yace inerte y agonizante.

Entonces, cuando me miras de pie, aparentemente fuerte y sobrado, cuando no puedes ver tras esa coraza que nuestra defensora ha creado para proteger a ese corazón que ha quedado destruido, me etiquetas de frío e indiferente. Me piensas falso, y crees que toda la dulzura, ternura y sensibilidad que un día viste y viviste nunca existió. Pero, no te engañes, ahí está y siempre estará, solo que como no has sabido tratarnos con respeto, nuestra aliada la Razón no te dejará más verla.

Rodolfo Carrillo M.