20 noviembre ‘07
Para una amiga muy especial que no puedo consolar...
Hace un tiempo te vi a los ojos y me llegaste al alma. La vida nos sentó al lado, nos llevó a caminar en una misma dirección y en esa vía nos conocimos a través de una palabra tuya.
Poco a poco fuimos aprendiendo el uno del otro. Éramos dos niños jugando a grandes en el jardín del corazón. En ese tiempo que el mundo nos facilitó, nos conocimos como pocos otros nos conocían. Y llegamos al punto en que sin mirarnos, sabíamos lo que el otro expresaba en su rostro.
Las circunstancias de la vida y el temor que nos invadió nos llevaron a distanciarnos. Pero, las siluetas del pasado quedaron pintadas en el césped del jardín donde jugamos.
Hoy, eres mi amiga. Tu huella marcó mi juventud, tu sonrisa, tu mueca y tu mirada se incrustaron en mi alma.
Hoy, aunque ya no te amo, aún te quiero tanto, que me equivoco al expresarlo. Y al saberte adolorida, al conocer de tu llanto, no puedo hacer más que querer correr a protegerte de aquello que te hace daño.
Pero, me encuentro con que la puerta de tu alma se ha cerrado, ya no hay espacio para el caballero de armadura blanca que quiere todo solventarlo. Y aunque me duele verte triste, y mi alma sufre por tu llanto, entiendo que eres tú quien debe resolver el dilema y desencanto.
Recurro entonces al papel, a este medio que me ha ayudado tanto; para expresarte que lo siento y no quise hacerte daño. Y que mis brazos están abiertos, Amiga. Abiertos para que encuentres alguien o algo, en donde refugiarte de este mundo que nos da tanto bueno y tanto malo, al menos por un rato.
Rodolfo Carrillo M.
Para una amiga muy especial que no puedo consolar...
Hace un tiempo te vi a los ojos y me llegaste al alma. La vida nos sentó al lado, nos llevó a caminar en una misma dirección y en esa vía nos conocimos a través de una palabra tuya.
Poco a poco fuimos aprendiendo el uno del otro. Éramos dos niños jugando a grandes en el jardín del corazón. En ese tiempo que el mundo nos facilitó, nos conocimos como pocos otros nos conocían. Y llegamos al punto en que sin mirarnos, sabíamos lo que el otro expresaba en su rostro.
Las circunstancias de la vida y el temor que nos invadió nos llevaron a distanciarnos. Pero, las siluetas del pasado quedaron pintadas en el césped del jardín donde jugamos.
Hoy, eres mi amiga. Tu huella marcó mi juventud, tu sonrisa, tu mueca y tu mirada se incrustaron en mi alma.
Hoy, aunque ya no te amo, aún te quiero tanto, que me equivoco al expresarlo. Y al saberte adolorida, al conocer de tu llanto, no puedo hacer más que querer correr a protegerte de aquello que te hace daño.
Pero, me encuentro con que la puerta de tu alma se ha cerrado, ya no hay espacio para el caballero de armadura blanca que quiere todo solventarlo. Y aunque me duele verte triste, y mi alma sufre por tu llanto, entiendo que eres tú quien debe resolver el dilema y desencanto.
Recurro entonces al papel, a este medio que me ha ayudado tanto; para expresarte que lo siento y no quise hacerte daño. Y que mis brazos están abiertos, Amiga. Abiertos para que encuentres alguien o algo, en donde refugiarte de este mundo que nos da tanto bueno y tanto malo, al menos por un rato.
Rodolfo Carrillo M.
1 comment:
Espero que llegue el dia en que este sentimiento tan puro y hermoso que plasmas aca me toque y se inmerse en mi vida... Leerte me da esperanza y luz... Sere paciente por que la recompensa del amor es GRANDE!!!
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