26 de enero 2015
A través de mi vida he encontrado confort
y “salvación” en distintas filosofías, creencias, espacios y religiones. Nacido
bajo el catolicismo, Jesús y la Bibia fueron un primer encuentro con la
religión y en donde en las noches antes de dormir me encomendaba al cuidado de
mi ángel de la guarda mientras en las mañanas rezaba a Cristo para que me
acompañara.
En algún momento el reggae y
rastafarianismo me acogieron y me dieron sostén. Encontrando sentido en el profundo
significado del: “I and I”, reconociendo la necesidad de una “tierra prometida”
y de liberarnos de la esclavitud mental.
Pidiendo a Jah su luz y acompañamiento.
También pasé por un coro negro en una
iglesia bautista en el centro de Estados Unidos, un espacio lleno de amor,
donde aunque era el único de raza distinta, nadie dudó en hacerme sentir parte
de ellos, me amaron y aceptaron sin condición, en un momento muy duro en mi
vida. Ahí encontré confort entre palmas, cantos y testimonios, rodeado de seres
maravillosos que sin prejuicios me aceptaron.
Las filosofías orientales también me
sirvieron en su momento para internarme más profundamente en mi propio Ser. En
el budismo encontré aceptación de mi mismo, la importancia de la Compasión, la
unión de todo, el absoluto vacío y el entendimiento del Amor incondicional.
Personas que me mostraron el verdadero significado de la aceptación y el Amor.
En las tradiciones nativo americanas
aprendí a reconocer el Amor que hay, no solo en las personas, sino también en
la Naturaleza incluyendo las montañas, los ríos, las nubes, los truenos, el Sol
y la Luna. En cómo un ritual puede convertir algo común en una conexión sagrada
y a reconocer la gran sabiduría que nos rodea siempre.
Y en el agnosticismo descubrí, enfrenté y
cultivé partes de mí que se ocultaban tras creencias de divinidades externas.
Aceptando la responsabilidad de mi vida. Reconociendo la importancia del Amor
propio. Y permitiéndome aceptar la inevitable conexión con la Divinidad.
En todo camino he encontrado confort para
la situación que en ese momento vivía. En cada paso, ha habido maravillosa
gente que ha sabido utilizar sus creencias, tradiciones y prácticas para
hacerme sentir bien y amado.
Lo que he aprendido es que no hay un
único Camino hacia la Divinidad, hacia la felicidad o hacia la Salvación. Todo
Maestro es maravilloso, toda enseñanza es positiva, cuando nosotros queremos
utilizarla para crecer, para estar bien y cuando entendemos que el fin último
de Todo es reconocer el Amor que permanente e inevitablemente nos une y rodea.
Estoy seguro que a través de mi
existencia seguiré aprendiendo de distintas religiones y filosofías. Continuaré
encontrando maravillosos seres que me acompañen y muestren la raíz de nuestra
existencia: vivir juntos en Amor.
Si pudiera transmitir lo aprendido en una
frase, esta sería: En cada Ser, cada Religión, cada Tradición y cada Camino hay
Amor, está en nosotros reconocerlo, aceptarlo y aprovecharlo para poder darlo
de vuelta y compartirlo con otros.
Rodolfo Carrillo M.
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